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Servicio dominical. Santa cena

Domingo 2 de marzo 2025

Tema: Cordero y León

Pastor: Juan Carlos Pedroza

Isaías 53:7 (RV1960) Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca

El sacrifico en la cruz del calvario ha sido el momento más emblemático, más glorioso del ministerio de Jesús. Dentro del ministerio del Señor Jesucristo la biblia deja ver cosas gloriosas, eventos sobrenaturales. Dice la biblia que se despojó a si mismo tomando forma de siervo; Él se humilló para igualarse a nosotros, sin embargo, el cambiaba de dimensión, pues en algunos pasajes habla: “habéis oído decir”, y luego dice: “más yo os digo”; quiere decir que reconocía al Padre, pero tomaba la naturaleza de aquel que lo había enviado. No es lo mismo decir que alguien dijo algo a decirlo nosotros. En la cruz del calvario se cumplió el propósito de Jesús en la tierra, él vino a cumplir la Ley para salvarnos a nosotros; un hombre intachable y sin pecado, aunque padeció no se halló en Él, pecado.

Dios se compadece y comprende por las pruebas que podemos atravesar, porque el padeció todo el pecado, el padeció en la cruz del calvario. El Señor sufrió el oprobio, la vergüenza, el desprecio, la humillación; fue reducido porque él quiso, porque declara la escritura que a él nadie le quitó la vida, sino que él la puso por amor a nosotros. Dijo: “yo la pongo y la vuelvo a tomar”. En todo el capítulo 53 de Isaías está descrito todo el proceso de la cruz del calvario; dice ese pasaje que Él llevó todas nuestras enfermedades y dolencias, por eso estaba afligido, porque todo el peso del pecado cayó sobre Él. El pago de la desobediencia él se lo echó encima.

Acercarse a la mesa del Señor es recordar, lo que Jesucristo hizo por nosotros; es hacer memoria en donde estábamos y de dónde nos sacó el Señor. Participar de la mesa del Señor es recordar en dónde estábamos y de donde nos sacó el Señor. El sacrificio de la cruz del calvario, es ser conscientes de quienes éramos y quienes somos ahora.

Vamos a enfatizar en este versículo de Isaías 53, la palabra “cordero”, el cordero fue llevado al matadero y como oveja delante de sus trasquiladores no abrió su boca. El Señor permitió ser despojado de todo lo que él tenía. Nos tenemos que imaginar que cuando Jesús entrega su vida no fue fácil, sin embargo, él estando con sus discípulos les dijo, que el predicaba la palabra y no hablaba por sus ovejas de ese momento, sino que “tengo otras ovejas que no son de ese redil”; se refería a nosotros, porque nosotros no pertenecemos al redil de Israel, sino somos de otro redil que alcanzó salvación.  

El Señor tuvo una evolución, subió a la cruz como cordero, y estando ahí en ese momento de angustia evolucionó de cordero a oveja, y tuvo una evolución más, al terminar su sacrificio en la cruz. Él recibió 39 latigazos (40 menos 1); tres veces 13, para poder sanar nuestra rebelión en espíritu, alma y cuerpo. Ahora nosotros sin necesidad de ser lastimados podemos acercarnos a escuchar la voz de Dios, porque el Señor Jesucristo llevó nuestros pecados y rebeliones. Dios murió para que nosotros vivamos en una vida de armonía y paz, no una vida que en ocasiones sea feliz, pero tenemos que evolucionar; tenemos que crecer como cristianos.

Durante los tres días que el Señor tardó en resucitar, Él con su propia sangre entra hasta el lugar santísimo, el celestial, y entra recordando y anunciando que la Ley estaba cumplida. Deja su sangre allá y regresa y desciende al infierno; se introduce en el centro de la tierra, donde es calcinado y fulminado por el fuego, fue reducido a cenizas; pero al tercer día la voz del Padre ¡lo levanta! Cumpliendo la escritura. Cuando Él se levanta, ya no es cordero ni oveja, ahora es el León de la Tribu de Judá.

Apocalipsis 5:5 (RV1960) Y uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos.

En este versículo explica como el León “ha vencido”, esa victoria fue en la cruz del calvario al resucitar como el León de la tribu de Judá. Nosotros sus hijos tenemos que evolucionar también, así como él evolucionó. Así como en la parábola del hijo pródigo, tuvo que evolucionar; no podemos ser corderitos, ni ovejas toda la vida. Hay que evolucionar de oveja a hijo, según Lucas 15.  

El Señor es el León de la tribu de Judá, es decir, que debe gustarle la alabanza, alabar a Dios, pues Judá es figura de la alabanza a Dios. Por eso el apóstol Pablo exhortaba a cantar con entendimiento. La victoria más grande que nosotros podemos celebrar es en el peor momento de nuestra vida; aunque estemos en angustia y aflicción podemos levantar las manos, alabar a Dios y declarar victoria. El león sabe lo que canta, le gusta la alabanza. Al Señor le gusta la alabanza, le gusta ¡La fiesta!

Nosotros tenemos que evolucionar aún en medio de las circunstancias difíciles; al Señor no lo detuvo su padecimiento en la cruz. Dice la biblia, “¿si el león ruge, quien no temerá?”. Cuando uno evoluciona, uno adquiere autoridad para enfrentar a las potestades espirituales.

Génesis 49:9 (RV1960) Cachorro de león, Judá; De la presa subiste, hijo mío. Se encorvó, se echó como león, Así como león viejo: ¿quién lo despertará?

Cuando evolucionamos reposamos en el Señor. El león no se afana. Si vemos documentales de leones vemos como ellos tranquilamente viven, y esperan en esa tranquilidad a su presa; los leones descansan. El león se mantiene confiado, descansa.

Proverbios 28:1 (RV1960) Huye el impío sin que nadie lo persiga; Mas el justo está confiado como un león.

Debemos evolucionar a “león” para poder mantenernos confiados y no afanarnos. La biblia nos señala sobre no afanarnos en que vamos a comer o que vamos a vestir, pues las aves del campo no hilan ni trabajan y el Señor las alimenta. Las flores del campo Dios las viste; cuanto más nosotros que le servimos al Señor. Tenemos que aprender a esperar en Cristo y para eso nos ayuda la santa cena, para estar en reposo, sin pena, sin preocupación. Las cosas van a avanzar cuando aprendamos a reposar en el Señor, reposar en su palabra. Dios prometió nunca dejarnos y nunca desampararnos y lo que Dios promete lo cumple. Hay que evolucionar de oveja a león. La biblia dice que el pueblo antiguo no aprendió a reposar y se convirtieron en un pueblo desobediente; las cosas que no podemos alcanzar con nuestra fuerza no las vamos a poder alcanzar, pero si reposamos vamos a aprender a alcanzar lo que Dios quiere, siempre en el reposo de Cristo Jesús.

Proverbios 30:29 (RV1960) Tres cosas hay de hermoso andar, Y la cuarta camina muy bien:

Proverbios 30:30 (RV1960) El león, fuerte entre todos los animales, Que no vuelve atrás por nada;

La oveja todavía retrocede, pero el león no vuelve atrás; en donde se planta ya nadie lo mueve. No regresa. Esto es figura de que nosotros no podemos regresar a los lugares de donde nos rescató el Señor , no debemos regresar atrás “ni para tomar impulso”.

Miqueas 5:8 (CEE 2011) (7) El resto de Jacob estará | en medio de naciones numerosas, | como león entre fieras salvajes, | como cachorro de león entre ovejas, | que pasa, pisa y desgarra | sin que puedan quitarle la presa.

Aquí se muestra un león que cuando agarra la presa, nadie se la quita. Dios nos ha dado promesas, no debemos permitir que nadie nos quité lo que Dios ya nos entregó. Debemos agarrar con fuerza la bendición que Dios ya nos dio y para eso hay que evolucionar de oveja a león. Debemos pelear por lo que es nuestro. El león ya veló a su presa, ya la acechó, ya luchó, ya la correteó, la alcanzó y en ese punto nadie se la va quitar. Nosotros batallamos por las bendiciones, oramos, declaramos la palabra, creímos a la palabra. Si ya vino la bendición a nuestras manos, no debemos de dejar que nadie nos la quite.

Isaías 11:6 (CEE 2011) Habitará el lobo con el cordero, | el leopardo se tumbará con el cabrito, | el ternero y el león andarán juntos: | un muchacho será su pastor.

Lo que expone este versículo va ocurrir en un tiempo glorioso, pero ya lo podemos empezar a poner en práctica, eso sucederá en el periodo conocido como el milenio. Dice este versículo que el león andará con el cordero, que normalmente es su alimento. Esto es figura de la unidad en la iglesia. Debemos evolucionar para crear la unidad en el cuerpo de cristo, sin hacer acepción de personas. Busquemos la unidad mediante la ministración de la mesa del Señor.

SERVICIO DOMINICAL 23 DE FEBRERO

LA PUERTA DE LA JUSTICIA

Pastor: Juan Carlos Pedroza

Yo conozco tus obras; he aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar; porque, aunque tienes poca fuerza, has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre. Apocalipsis 3:8 RV(60)

Hemos entendido que la puerta según Juan 10 es el Señor Jesucristo; Él es la puerta dice la biblia, que él es la puerta de las ovejas. Pero hay puertas que Él abre para la bendición y cuando Dios abre una puerta nadie la puede cerrar. Cuando el hombre nos abre las puertas el mismo hombre nos las puede cerrar, pero cuando es Dios, la puerta es de bendición y nadie, aunque procure cerrarla, lo va poder hacer. Pero cuando Él cierra, tampoco nadie puede abrir. Hay bendición cuando las puertas se abren y hay bendición cuando las puertas se cierran. Hubo una viuda a la que le dijeron: “cierra la puerta”, y allí a puerta cerrada el Señor le multiplicó el aceite, multiplicó la unción para pagar todas las deudas. Entonces hay una bendición muy especial cuando Dios nos abre las puertas también. Vamos a ver una puerta en el Salmo 118:19:

Abridme las puertas de la justicia; entraré por ellas, alabaré a JAH. Salmos 118:19 (RV60)

Esta es puerta de Jehová; por ella entrarán los justos. Salmos 118:20 (RV60)

Quienes entrar por esa puerta de la justicia, sólo son los justos. Tenemos que considerar, entonces, quienes son los justos, y saber si nosotros estamos practicando la justicia para poder nosotros entrar por esa puerta.

El libro de romanos nos dice:

Justificados pues por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo. Romanos 5:1 (RV60)

Nosotros fuimos justificados por la fe por haber creído en Jesucristo; entonces ya el padre nos ve justos porque creímos en Cristo y esto es por la fe. Nosotros no vimos a Jesús, a nosotros solo nos hablaron de Jesús y la medida de fe que él había puesto en nosotros según romanos 5, nos bastó para poder creer en ese Cristo. Por esa razón podemos presentarnos delante de Dios porque hemos sido justificados, por gracia y por eso mismo su presencia no nos mata, ni nos ha fulminado. En ocasiones nos presentamos delante del Señor contaminados, sin embargo, seguimos de pie por que el padre nos mira justos porque nuestra vida está escondida en Jesucristo. Entonces cuando nosotros nos presentamos en oración en alabanza en adoración, el padre no nos ve a nosotros, sino que ve la bondad, la misericordia y el ruego de nuestro Señor Jesucristo. Por esa razón deberíamos vivir agradecidos todos los días con el Señor porque somos justificados.

En el libro de los salmos el salmista en el versículo 20 del capítulo 118, dice que los sólo los justos van a entrar por esa puerta:

Esta es puerta de Jehová; por ella entrarán los justos. Salmos 118:20 (RV60)

Quiere decir que el Señor nos justificó y debemos practicar la justicia. Dios nos mandó a ser justos no injustos; el Señor nos dio el ejemplo, Él siendo Justo, murió por los injustos.

Nosotros muchas veces cuando alguien nos hace una injusticia, pedimos en oración que se nos haga justicia, esto, a pesar que la Palabra del Señor dice que “no hay justo, ni uno sólo”, porque el que nos justifica es e Señor Jesucristo y somos justificados delante de Dios por ese sacrificio. Entonces algo más acercado a esa verdad bíblica, sería pedir misericordia y no justicia porque no tenemos ese nivel de justicia. La biblia también nos dice que la sangre de Abel clama por justicia y por venganza, pero la Sangre de Cristo clama por misericordia. También tenemos que aprender a dar en una medida justa y no más allá de nuestras posibilidades porque no somos más misericordiosos que Dios. Dios conoce la necesidad de cada uno de nosotros y la va suplir. Cuando tengamos necesidad Él va abrir las puertas y va derramar bendición.

Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. 1 Juan 1:9 (RV60)

Él es justo hermano dice la Biblia que él es justo y fiel para perdonarnos y para bendecirnos. La justicia marca el equilibrio perfecto; demos lo que es justo no demos menos porque seríamos injustos ni demos más porque no somos más misericordiosos que Dios, ni más justos que Dios.  

Hay que entrar por la puerta de la justicia porque al entrar hallaremos la justicia de Dios. La justicia es una bendición que se desencadena cuando uno entra ahí porque uno entra como justo, pero como justo delante de los ojos de Dios; él nos ve justos.

 La biblia nos habla de algunos justos que se mencionan en ella, uno de ellos fue “el justo Lot”, “el justo Noé”.  Por su justicia Dios los salvó de la catástrofe. A uno lo salvó antes de la catástrofe y a otro en medio de la catástrofe. Cuando entramos por la puerta de la justicia Dios nos va a preservar de la destrucción; eso es lo primero que encontramos porque Dios a Noé lo preservó para que no viera la destrucción. Él vivió todo el diluvio pero no le pasó nada porque Noé fue obediente. Una de las características que tenemos que tener para ser justos es ser obedientes. En el tiempo de Noé no llovía, sólo un vapor subía de la tierra hacia arriba, pero que lloviera de arriba para abajo como nosotros lo vemos no sucedía.

sino que subía de la tierra un vapor, el cual regaba toda la faz de la tierra. Génesis 2:6 (RV60)

Noé tuvo que tener fe en la palabra del Señor y ser obediente a la voz de Dios porque, si no había llovido y el señor le dice: “va a llover haz un arca” y le dio el diseño; él la hace, la fabrica y Dios lo preserva a él y a toda su familia porque fue justo. Dios lo vio como un hombre justo, temeroso de Dios y apartado del mal. Noé estaba apartado del pecado, se consagraba, se santificado para el Seño. Entonces la justicia que había en él le bastó para que el Señor lo preservará del diluvio. Esto nos habla a nosotros que como justos, al entrar por esa puerta, lo primero que vamos a encontrar, es que Dios nos va a preservar de todo lo que se aproxima. De lo terrible que viene para el mundo. Como iglesia debemos creer en la palabra y confiar hasta el último momento, porque el Señor prometió que nos iba a guardar y nos iba a cubrir; no importa hermano si se desata un diluvio, una guerra nuclear.  Dios nos abre una puerta de justicia para toda nuestra familia así como lo hizo con Noé, hay bendición en esa puerta preciosa y tenemos que entrar por ella como justos.

En la biblia se mencionan dos profecías que hablan de dos justos: Lot y Noé; la biblia declara que así como en los días de Noé, así será la venida del hijo del hombre, es decir, de nuestro Señor Jesucristo. Y declara, que así como en los días de Lot, así será, el momento cuando el hijo de Dios regrese a la tierra. Ambos quedan descritos como una figura para que nosotros podamos ver las características de ambos. Si nosotros ya aceptamos a Cristo fuimos justificados por la fe y entonces el Señor ya nos ve como justos. Noé ya estaba resguardado desde antes del diluvio, eso es figura de la iglesia que se va en el arrebatamiento, pero el justo Lot se salvó en medio del fuego, eso es figura de la iglesia que se va quedar a la tribulación. Es un pueblo que va ser salvo pero que va pasar por el fuego.

A Abraham también lo llamaron justo cuando le pidieron como ofrenda a su hijo Isaac. Él espero la promesa por 25 años, y a pesar de eso Dios se lo pidió. Imaginemos estar esperando una promesa por años y que después el Señor nos la pida. Abraham tenía 100 años cuando engendró a Isaac y a Sara se le había ido “la costumbre de las mujeres”, y vivieron un gran milagro con ese hijo. A pesar de todo eso Abraham tomó a su hijo y ya lo tenía atado para ofrendárselo al Señor, cuando un Ángel le solicitó que se detuviera, que no le hiciera daño a su hijo, que Dios ya había visto que él, era justo. Aquí la justicia se ve cuando atamos a nuestros hijos al altar de Cristo, los tenemos que entregar en el altar del Señor. También significa cuidarlo, no sólo decirlo de diente a labios, sino verificar con quien chatea, con quien habla, qué está oyendo, sobre todo si es ministro de alabanza, porque se puede estar contaminando a través de la música. No sólo dejarlos en las manos de Dios sino estar velando por ellos. Llevarlos a la iglesia, si nuestros hijos están amarrados al altar del Señor y se quieren desatar, hay que regresarlos, “jalarles la cuerda”, para que se mantengan ahí e instruirlos en las cosas de Dios en amor y con carácter. Pero tienen que subir al monte, porque eso es lo que hizo Abraham. El Señor nos va pedir lo que más amamos para probar nuestro corazón y ver hasta dónde estamos dispuestos a entregarlo. Ahí se va reflejar si amamos más un trabajo, a nuestro esposo o esposa o alguna otra cosa, más que al Señor. Dios probó el corazón de Abraham para ver cuanto lo amaba. Por eso tenemos que entrar por la puerta de la justicia para no negarle nada al Señor de lo que nos pida.

 Nosotros nos hemos esforzado para obtener todo lo que tenemos, pero debemos entender que la fuerza y el vigor nos lo da el Señor. Él nos ha dado la sabiduría, la gracia. Un justo reconoce que es Dios quien le ha dado todo.

“El justo camina en su integridad, bienaventurados serán sus hijos después de él.” Proverbios 20:7 (NRVP1602)

 La descendencia de los justos es bendita; el hijo de Dios que camina en integridad, que no traiciona, no miente, sino que es íntegro, bienaventurados serán sus hijos. Cuando somos íntegros estamos sellando un bienestar para nuestros hijos y vendrá una bendición grande para ellos.

La biblia declara en un salmo “Joven fui y he envejecido, pero no he visto a justo desamparado ni su simiente que mendigue pan”, toda esa bendición es para los que andan en integridad delante del Señor. El que es justo jamás va quedarse sin la provisión para sus hijos, esa bendición alcanza a los nuestros.

 El Señor va suplir las necesidades de nuestros hijos, de nuestra familia y al justo se le va abrir esa puerta de justicia a través de vivir con integridad. Si entramos por esa puerta, vamos a tener la bendición de Dios. Puede ser que en ocasiones haya carencias espirituales, materiales pero debemos aferrarnos a la Palabra del Señor, porque ahí dice que el Señor no nos va dejar avergonzados.

“Torre Fuerte es el nombre de Jehová a él a él a él a él correrá el justo y levantado será”. No nos vamos a quedar postrados en nuestra necesidad sino que vamos a ser suplidos, pero es necesario practicar la justicia. Bienaventurados serán nuestros hijos. Debemos comprender también que hablamos de “justos” y no “perfectos”, que como justos nos vamos a equivocar, pero dice la palabra que “siete veces cae le justo y el Señor lo levantará”. Entonces aunque el pecado nos alcance; porque hay diferentes tipos de pecado, pero el pecado que “nos alcanza” es aquel más común, pues se trata de un pecado donde la persona no estaba pensando en pecar, sino que el pecado lo alcanzó; pero como Dios conoce el corazón y dice: “no, este es justo si él no lo pensó verdad Él solo cayó”, entonces el Señor lo levanta.  Por eso dice la Biblia siete veces cae el justo y Dios lo levanta.

 “El que va tras la justicia y la misericordia, Halla vida, prosperidad y honra.” Proverbios 21:21 (BTX3)

Cuando entramos por la puerta de la justicia encontramos vida, pero no una vida material, sino que se refiere a una vida que va más allá de lo que nosotros podemos ver con los ojos literales podemos ver.  Porque en hebreos 10:38, la biblia habla de cómo el “justo por la fe vivirá”. En la puerta de la justicia vamos a encontrar fe y nuestra fe va ser desarrollada y entonces vamos a empezar a vivir por fe. Vamos a hallar la vida que no conocemos en esta tierra, pero que la asimilamos a través de nuestro espíritu. La iglesia tiene que tener revelación , debemos pedirle revelación al Señor ; que abra nuestra visión espiritual y que podamos ver con los ojos espirituales , no solo caminar con los ojos naturales; esos ojos del espíritu, con ellos vamos a poder entrar por la puerta de la justicia.

 La biblia es bien clara cuando en Juan 10:10 dice que, “el ladrón vino a matar, robar y destruir, pero yo he venido”, dijo el Señor, “para que tengan vida, y vida en abundancia”. Eso vamos a encontrar cuando entremos por la puerta de justicia. La vida en abundancia no se circunscribe a cosas materiales, sino que es una vida más extraordinaria, una vida que rompe las leyes naturales. Y todo esto es por la fe. Por eso a la mujer de Ezequiel 9, el Señor le dice muchas veces “vive”, porque Dios quiere una iglesia que viva esa vida sobrenatural que se ve con los ojos espirituales. El Señor Jesucristo, era hijo de un carpintero, aprendió ese trabajo, sin embargo, cuando fue llamado a su ministerio de la palabra, no tenía un empleo; pero al Señor nunca le hizo falta nada. Cuando tuvo que hacer el pago de los impuestos envió a Pedro a sacar una moneda de un pez y con eso pagó el impuesto de todos. Multiplicó los panes y lo peces para darlo de comer y para comer él. Dios quiere que vivamos y no solo que existamos, esto quiere decir que hay una vida en abundancia para que la disfrutemos.

“La justicia enaltece a una nación, pero el pecado deshonra a todos los pueblos.” Proverbios 14:34 NVI

Esta es la razón por la que las naciones carecen. Cuando en la nación hay gobernantes justos, las naciones prosperan, pero cuando no hay gobernantes justos las naciones carecen, cuando los gobernadores son impíos. Los pueblos son deshonrados a causa del pecado. Dios nos ha llamado a clamar por todos los gobernantes de las naciones.

“Cuando los justos se alegran, grande es la gloria; Mas cuando se levantan los impíos, tienen que esconderse los hombres.” Proverbios 28:12 (RV60)

La gente se esconde cuando se levantan los impíos. La biblia nos explica que los justos deben alegrarse y los justos deben pelear esa batalla, porque si los justos se multiplican, el pecado va ir pereciendo.

 “Cuando los impíos son levantados se esconde el hombre; Mas cuando perecen, los justos se multiplican.” Proverbios 28:28 (RV60)

“Cuando los justos dominan, el pueblo se alegra; Mas cuando domina el impío, el pueblo gime.” Proverbios 29:2 (RV60)

Los justos tenemos que pelear la buena batalla, pelear por nuestros hijos, por nuestro cónyuge y de esa manera nos vamos a multiplicar.  Debemos clamar por los demás para que como justos, seamos multiplicados.

“El justo florecerá como la palmera; Crecerá como cedro en el Líbano.” Sal 92:12 (RV60)

“Plantados en la casa de Jehová, En los atrios de nuestro Dios florecerán.” Sal 92:13 (RV60)

“Aun en la vejez fructificarán; Estarán vigorosos y verdes,” Sal 92:14 (RV60)

“Para anunciar que Jehová mi fortaleza es recto, Y que en él no hay injusticia.” Sal 92:15 (RV60)

Tenemos que clamar que no conocemos a un Dios que es injusto, sino que conocemos a un Dios que es justo. Nosotros como justos debemos proclamar a un Dios justo. Y de esa manera vamos a florecer como la palmera, y aunque vengan las tormentas, vamos a soportar las tempestades. La palmera depende de la roca que está en la profundidad. Dependemos de la roca que es Jesucristo; las raíces de las palmeras son del mismo tamaño que ella por fuera, y esas raíces están adheridas a la roca. Debemos estar adheridos a la roca que es Cristo, eso cimentará nuestra vida y nada nos podrá hacer caer.

El justo jamás le atribuye despropósitos a su Señor; siempre entiende que Dios es recto y que actúa con justicia. El justo florece, se desarrolla, obtiene la fe que necesita para vivir. La provisión que está en la puerta de la justicia es más grande que la que podemos ver con los ojos naturales.

TEMA: TIEMPOS DE REDUCIR

Servicio dominical 16 de febrero del 2025

Pastor: Juan Carlos Pedroza

 

La biblia nos muestra que en los últimos días vendrán tiempos difíciles; la versión valera dice tiempos peligrosos:

 

“Pero debes saber esto: que en los últimos días vendrán tiempos difíciles.” 2Timoteo 3:1 (LBLA)

 

Definitivamente nosotros debemos de saber esto, así como lo dice la escritura debemos conocer todo lo que está teniendo manifestación en este tiempo profético que estamos viviendo. Todo ha tenido un principio, un proceso y todo tendrá un final definitivamente. Estamos hablando del de acá de la tierra porque hemos entendido que al lugar donde nosotros vamos, que es la eternidad, no hay ni principio final. ¡Vamos hacia una eternidad gloriosa!

Hacia una eternidad con nuestro Señor, sin embargo, aquí en este versículo de 2 Timoteo 3:1 está enmarcado un tiempo. Debemos saber esto cuando hablamos de los últimos tiempos o los días finales o los tiempos del final. No tenemos que circunscribirnos al dos mil y algo, por decirlo así,  sino que la escritura nos deja a nosotros ver claramente que los días o los últimos días tuvieron inicio en la cruz del Calvario. ¿Por qué decimos eso? Porque está escrito en Job estas palabras:

 

“Porque yo sé que vive mi redentor, y que yo he de resucitar del polvo de la tierra en el último día,” Job 19:25 (TA)

 

La versión Torres Amat dice, que se levantará en los últimos días del polvo.

Pero debemos recordar que nuestro señor Jesucristo se levantó del polvo hace ya más de 2 mil años. Cuando se levantó de los infiernos y resucitó nuestro Señor, eso nos da a nosotros la pauta de pensar y poder decir que los últimos días o los tiempos finales, iniciaron en la resurrección de Jesús; es decir, tenemos más de 2 mil años estar viviendo en los últimos tiempos o en los últimos días.

Como lo podamos ver todo va a depender de la versión en que uno lo quiera leer; entonces estamos viviendo en los últimos días. Amén. Somos la iglesia de los últimos días, pero no de los santos, de una religión nombrada así, sino del Señor Padre, Hijo y Espíritu Santo. Somos la iglesia de los últimos días, donde el Señor nos señala que estamos viviendo tiempos muy peligrosos.

Según la Reina Valera tiempos peligrosos, tiempos apremiantes dice otra versión. La versión Américas dice “tiempos difíciles”. Pero esto no es para que nos alarmemos, porque desde hace 2 mil años estamos viviendo tiempos difíciles.

 

El señor marcó el inicio de los últimos días o de los últimos tiempos que nosotros estamos viviendo; lo último, de los últimos días. Es un privilegio que nos dio el Señor, porque estamos viviendo lo último de los últimos días o del último tiempo, los cuales son días gloriosos para la iglesia.

Sí nos tocó que vivir a nosotros entonces y podemos enmarcar muchas cosas. Esta palabra en específico los días difíciles o tiempos difíciles, es una palabra, un vocablo griego que es la palabra jalepós.

 

Llama la atención porque lo que aparece en el diccionario en primera plana es que esta palabra tiempos difíciles o peligrosos significa: “Reducir las fuerzas, difícil, lleno de penalidades, violento, feroz y hay otra acepción ahí que dice, muy duro”.

Entonces son los tiempos que estamos viviendo tiempos llenos de penalidades, tiempos violentos; estamos viviendo tiempos feroces. Estamos viviendo tiempos de reducción.

Dice, el diccionario, “reducir las fuerzas”, entonces estamos viviendo tiempos donde las fuerzas están siendo reducidas, pero dentro de la iglesia del Señor, por eso el apóstol Pablo le dice a Timoteo: Timoteo tú debes de saber esto, no lo ignores no ignores Timoteo que vendrán tiempos donde van a ser reducidas las fuerzas, tus fuerzas y las de los tuyos y eso lo estamos viendo. Lo hemos visto por mucho tiempo y lo seguimos viendo en la actualidad donde la iglesia está perdiendo la fuerza. Por ejemplo, cuando inició esta casa (iglesia), había más hermanos de los que ahora están de ese tiempo. Son pocos los hermanos de esa época, que todavía siguen en pie desde el inicio de esta iglesia.

¿Por qué? Porque sus fuerzas se redujeron, se desanimaron.  Hay gente que ya no sigue perseverando porque se quedó sin fuerza. Hay personas que se van de las iglesias por que “ les hicieron una cara” y dicen “no, yo así ya no”, pero no se han dado cuenta que sus fuerzas se están reduciendo. Por eso es que nosotros debemos de saber esto, no debemos de ignorar el tiempo que nos ha tocado vivir. Amén. Estamos viviendo días peligrosos tiempos difíciles y tenemos que estar preparados.

 

Dentro de esos tiempos difíciles entendemos que nosotros tenemos promesa, tenemos palabra de la cual podemos echar mano. No nos dejemos vencer por el desánimo. Esta batalla la vamos a pelear hasta el final.

En Lucas 9:62 la palabra del Señor nos dice:

 

“Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios.”

 

Dios en otras palabras, nos está diciendo, que nosotros que venimos a Cristo, entramos en este evangelio glorioso y eso es tomar el arado; nosotros ya tomamos el arado. Ya metimos las manos en este evangelio glorioso y hemos visto la mano de Dios sobrenatural en nuestras vidas. Pero dice la Biblia que si ya tomando el arado volteamos para atrás no somos aptos para entrar en el reino; en otras palabras, aquí es hasta que la muerte nos toque la puerta o hasta que el señor venga en el arrebatamiento donde podremos dejar la obra de Dios. Pero no se trata de estar pensando si sigo ya no sigo, sino es una batalla contra el desánimo y la reducción de las fuerzas, que tenemos que pelear hasta el final.

A pesar de las dificultades debemos de seguir caminando, seguir avanzando. No vamos a retroceder, porque la meta no está atrás, la meta está hacia el frente. Cristo nos está esperando y hacia allá vamos hacia la meta vamos y hacia el futuro; vamos hacia adelante. ¡Aleluya!

 

La palabra del Señor también nos fortalece cuando leemos:

“He aquí que no se ha acortado la mano de Jehová para salvar, ni se ha agravado su oído para oír;” Isaías 59:1 (RV60)

 

Nosotros tenemos de dónde echar mano solo de levantar la mano porque la mano del señor está extendida sobre nosotros, solo debemos tomarla en el nombre de Jesús.

 

“Si anduviereis conmigo en oposición, y no me quisiereis oír, yo añadiré sobre vosotros siete veces más plagas según vuestros pecados. Enviaré también contra vosotros bestias fieras que os arrebaten vuestros hijos, y destruyan vuestro ganado, y os reduzcan en número, y vuestros caminos sean desiertos.” Levítico 26:21-22 (RV60)

 

Entonces no tenemos que ignorar que vamos a ser incitados. Una de las manifestaciones más grandes que se van a ver en este tiempo es la manifestación de un anticristo que ya están en operación; las operaciones del inicuo, dice la escritura, en tesalonicenses, que ya está en acción. O sea, que ya está operando. 

 

Mateo 24:24 dice:

 

“Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos.”

 

Van a venir falsos cristos, difíciles de discernir porque son falsos. Quiere decir que se parecen a Cristo pero que no son Cristo. Se parecen al Señor pero no son el Señor. Esos son los tiempos difíciles. Quién no es difícil de discernir es el anticristo, porque el anticristo es el que se opone a todo lo que es de Cristo ese es un anticristo entonces.

La fuerza va a ser reducida cuando se opone a todo lo que es de Cristo por eso es que no debemos de ignorar nosotros que ese espíritu ni esa operación de error.  Esa operación del Anticristo ya está en acción eso está operando desde hace mucho tiempo y se opone a la palabra. El peligro es que podemos caer en este error y terminar como un opositor de la Palabra del Señor.

Cuando uno reconoce autoridad ¡Qué lindo! Cuando reconocemos gobierno es hermoso, porque eso trae una bendición maravillosa a nuestras vidas. Cuando oímos la Palabra del Señor tenemos que tener cuidado de no cuestionarla, para que ninguna fiera, ni ningún devorador

destruya nuestra fe o nuestra familia.

 

“Enviaré también contra vosotros bestias fieras que os arrebaten vuestros hijos, y destruyan vuestro ganado, y os reduzcan en número, y vuestros caminos sean desiertos.” Levítico 26:22 (RV60)

 

Son tiempos peligrosos donde habrá una reducción incluso de la misma familia. Pero cómo vemos esa reducción cuando la familia se empieza a apartar del señor.

Entendamos el tiempo que estamos viviendo y tomemos la palabra, no nos opongamos a la autoridad; reconozcamos el gobierno del Señor, que es nuestro Dios Todopoderoso oyendo su Palabra y poniéndola en práctica. Cuando somos obedientes el Señor cambia todo.

En las escrituras podemos ver el pueblo de Israel que entre más los oprimían más se multiplicaban:

 

Pero cuanto más los oprimían, más se multiplicaban y más se extendían, de manera que los egipcios llegaron a temer a los hijos de Israel. Éxodo 1:12 (BLA)

 

Nosotros no podemos ser una iglesia que esté en oposición. Nosotros no nos debemos oponer a las directrices que vienen del cielo nosotros tenemos una guía que es la escritura, entonces hay que cumplirla.

 

Una de esas directrices es amar al Señor sobre todas las cosas, cuando esa Palabra se refiere a “todas las cosas” es un absoluto y quiere decir que deben ser todas las cosas, incluso está implicada la familia porque nosotros no podemos amar más a nuestro cónyuge que a nuestro Dios; ni a nuestros hijos, a los que hay que bendecir, hay que cuidar, pero no los podemos amar más que al Señor.

Los hijos son hermosos y son una alegría, pero nuestra alegría no puede provenir de nuestros hijos sino del Señor.

La escritura también nos señala que debemos congregarnos y no nos podemos oponer a eso y dejar de hacerlo. Debemos congregarnos.

 

Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca. Hebreos 10:24-25 (RV60)

 

Hay enemigos de la fe que son cardíacos. Hay gente que ha querido ver reducida la iglesia, sin embargo, la iglesia se va reducir hasta el periodo tribulacionario cuando seamos arrebatados. Ahora es este tiempo, que entre más pretendan oprimirnos más nos vamos a multiplicar en Cristo.

 

y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. Mateo 24:12 (RV60)

 

En el matrimonio el lecho matrimonial se puede reducir por convertir ese espacio en un lugar de contienda. Eso puede provocar caer en otro tipo de pecados. La cama se puede reducir cuando ya no hay amor; se perdió o se enfrió el amor dentro del matrimonio.

 

Pero en medio de todas las dificultades que se pueden enfrentar en estos tiempos de reducción el Señor nos deja ver en Su Palabra que para su pueblo hay una esperanza de ensanchamiento:

 

Ensancha el sitio de tu tienda, y las cortinas de tus habitaciones sean extendidas; no seas escasa; alarga tus cuerdas, y refuerza tus estacas.  Porque te extenderás a la mano derecha y a la mano izquierda; y tu descendencia heredará naciones, y habitará las ciudades asoladas. Isaías 54:2-3

 

El Señor nos manda a escuchar su voz de Dios, porque el señor envió un profeta y la Biblia dice “creed a los profetas y seréis prosperados”; le vamos a creer a la palabra, le vamos a creer al Señor como aquella viuda que vivió la multiplicación de sus provisiones. Tuvo que creer a la palabra del profeta y darle primero a él, dame a mí le dijo, primero y después coman ustedes. El secreto de la multiplicación está en la obediencia.

Cuando nosotros somos obedientes y creemos la palabra, la voz que viene de

Dios, aunque nos reduzcan la medida nunca nos va a hacer falta nada. Debemos de creer que el sustento que viene para nuestra vida ya tiene nombre y tiene fecha, tiene sello donde nadie se lo puede quitar lo único que Jehová nuestro Dios espera es que nosotros aprendamos a creer la palabra.

Aunque el enemigo quiera reducir nuestra canasta básica le vamos a creer a Dios. Él va multiplicar y abundar todas las cosas en nuestro hogar y no se va terminar en el poderoso nombre de Jesús.

Dios nos dice a nosotros que ensanchemos el sitio de nuestra tienda en su palabra. El Señor nunca reduce sus bendiciones, al contrario, las multiplica; ensancha el sitio de tu tienda y las cortinas de tus habitaciones sean extendidas. No seas escasa, no sea reducida. Alarga tus cuerdas y refuerza tus estacas. Agranda tu tienda de campaña extiende las cuerdas clava bien las estacas porque te vas a extender de un extremo a otro; tus hijos conquistará muchas naciones y ocuparán las ciudades que ahora están deshabitadas. Este tiempo viene a reducir a los hijos pero la palabra de Dios los viene ensanchar. No hay que creer en las malas noticias, hay que creer en la palabra del Señor.