
EL SISTEMA BABILONIA XXVI
El retorno de Babilonia VII. Restauración de la puerta número 5
Hemos estado desarrollando los diferentes aspectos del Sistema Babilonia y cómo este trabaja mediante la confusión, la asechanza, la tentación hacia el pueblo de Dios. Llevamos 25 temas desarrollados y a través de ellos hemos visto la bendición de Dios.
Dentro de está temática de Babilonia se abre el espacio para otros temas importantes, en este año del retorno como lo es: El retorno de Babilonia, en cuya secuencia hoy tocaremos el tema VII. Durante la restauración que se describe en Nehemías, se restauraron 12 puertas. Hemos estudiado una a una la restauración de las puertas: La Puerta de las Ovejas, la Puerta del Pescado, la Puerta Antigua, la Puerta del Valle y hoy la puerta número cinco, la Puerta del Muladar.
“Y Malquías, hijo de Recab, oficial del distrito de Bet-haquerem reparó la puerta del Muladar. La edificó y asentó sus hojas, sus cerrojos y sus barras.” Nehemías 3:14 (LBLA)
En ese orden fueron restauradas las puertas, cuando había sido destruido por Babilonia. En total diez puertas fueron restauradas porque habían sido quemadas en su totalidad, según el relato bíblico de Nehemías.
Y salí de noche por la puerta del Valle hacia la fuente del Dragón y a la puerta del Muladar; y observé los muros de Jerusalén que estaban derribados, y sus puertas que estaban consumidas por el fuego. Nehemías 2:13 (RV60)
A esta puerta le llamaban la puerta del muladar; hay 12 puertas pero solo 10 fueron restauradas, porque solo 10 puertas fueron derribadas y consumidas a fuego dice la escritura. Dos puertas quedaron intactas y no sufrieron ningún daño. La puerta del muladar era llamada así porque era la puerta por donde sacaban toda la basura y todos los desechos que había adentro de la Ciudad de Jerusalén. Jerusalén era una ciudad amurallada, por eso Dios envía a Nehemías a restaurar los muros y posteriormente empezó a restaurar las puertas. Pero para poder restaurar las puertas, primero restauró los muros; enfoquémonos en Jerusalén. Era una ciudad que estaba cercada amurallada y tenía 12 puertas de acceso y una de ellas era la puerta del muladar. La puerta del muladar servía para sacar los desechos, los escombros, la basura; para sacar el estiércol. Para eso era esa puerta. Ahora si nosotros lo miramos en otra versión, la versión española:
“La Puerta de la Basura la restauró Malquías, hijo de Recab, jefe del distrito de Bet-Kérem; la reconstruyó y fijó sus hojas, barras y cerrojos.” Nehemías 3:14
Aquí ya no dice muladar, sino la puerta de la basura la restauró Malquías hijo de Recab. Es el mismo versículo pero en una versión diferente de la palabra; la puerta del muladar es igual a la puerta de la basura. Ahora vámonos a una con un concepto, un poquito más extremo. La versión Juneman dice:
“Y la puerta «del estiércol» remató Melquías, hijo de Recab, príncipe del circuito de Betacaram, él y sus hijos; y cubriéronla y pusieron sus hojas, y sus cerraduras y sus cerrojos,”. Nehemías 3:14
La puerta del estiércol. A esto hay que prestarle mucha atención, porque la puerta del muladar es igual a la puerta de la basura y a la puerta del estiércol. Le llamaban la puerta del muladar porque por ahí sacaban toda la basura, sacaban todos los desechos; sacaban el estiércol. Era necesaria la restauración de esa puerta porque todo lo que era estiércol, basura, escombro, suciedad, es decir, todo lo que contaminaba, estaba adentro y no se podía sacar si esa puerta no era restaurada. La restauración de la puerta del muladar es para sacar la basura, para sacar todo lo que contamina hermano; para sacar todo el estiércol que hay allí. Amén. Nosotros necesitamos que sea restaurada la puerta del muladar. Todos necesitamos que esas puertas sean restauradas en nosotros, que somos una figura espiritual de la Jerusalén de ese tiempo. Somos el templo del Espíritu Santo y necesitamos que estas puertas sean restauradas.
¿Por qué necesitamos que sean restauradas? Para poder sacar la basura, para sacar todo lo que nos está contaminando; hay algunos cristianos que paren basureros. Los pastores también tienen basureros internos, todos los tenemos. Por eso la importancia de restaurar esa puerta que es la que sirve para sacar toda la suciedad que está dentro de nosotros. Cuando, por ejemplo, pasa el camión de la basura recogiendo desechos por nuestra casa, nosotros podemos sacar la basura que hay dentro. Sin embargo, si el camión que recoge esa basura no pasa por varios días, la basura acumulada empieza a descomponerse y a adquirir mal olor; empieza a heder.
Nosotros podemos estar limpios por fuera, asearnos, bañarnos y perfumarnos, sin embargo, el olor es una condición espiritual también. El olor espiritual es importante. Hay personas que por fuera huelen muy bien, pero si comienzan a hablar con malas palabras, mentiras, malas expresiones, ese es un aroma espiritual que huele mal. Personas que son un muladar hablando porque tienen mucha basura dentro de sí. Si no restauraba la puerta del muladar se acumulaba la basura adentro. Si imaginamos como sería el ambiente de esa ciudad sin la restauración de esa puerta, seguramente estaba llena de basura, de escombros; nadie podía salir. Era necesario restaurarla para sacar el desecho y limpiar la ciudad.
Incluso en los ambientes espirituales hay aromas, por ejemplo, hay lugares o momentos donde uno puede estar orando y se percibe un olor extraño, un olor a objetos quemados, lo cual puede significar un ambiente espiritual donde se manifiesta la hechicería. Hay casas donde predomina el olor a perro mojado o a alguna mascota. Todos esos son ambientes. Los cristianos que no tienen restaurada esta puerta se vuelven acumuladores de basura en su vida espiritual.
Quien restauró esa puerta fue “Malquías”, ese nombre significa según el diccionario Strong bíblico: “Jehová es mi Rey”. ¿Y qué es lo que un rey hace? Un rey gobierna. Entonces todos aquellos que se dejan gobernar por Jehová, por el Señor, tienen la capacidad de restaurar la puerta del muladar en su vida. Las personas que son rebeldes, que contradicen la palabra del Señor o que no la obedecen, no pueden restaurar esa puerta, entonces se están volviendo acumuladores de desechos; acumuladores espirituales. Donde hay basura, hay moscas, zancudos y debajo de la basura empiezan a brotar plagas, como gusanos. Cuando se está acumulando basura espiritual, en lugar de sacarla, se va acumulando más. Porque la persona no se deja gobernar por el Señor y su palabra y la puerta de la basura no se puede restaurar.
Por esta razón la biblia a nosotros nos compara a ovejas y no a cabros, porque el cabro es un animal rebelde. Si usted quiere besar al cabro le da una patada, en cambio, una oveja se deja besar. El cabro representa la rebeldía. Por eso en personas rebeldes la puerta no puede ser restaurada porque aún no han reconocido el gobierno de Dios; no se deja gobernar. Eso quiere decir que nosotros no podemos hacer lo que nosotros queramos sino que debemos caminar en pos de la buena, agradable y perfecta voluntad del Señor. La palabra nos marca lo siguiente:
“Ahora oíd esto, vosotros, los que decís: “Hoy o mañana iremos a tal o cual ciudad, y pasaremos allí un año haciendo negocios y ganando dinero”, ¡y ni siquiera sabéis lo que será mañana de vuestra vida! Sois como una neblina que aparece por un momento y en seguida desaparece. Lo que debéis decir es: “Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello.” Santiago 4:13-15 (DHH)
A veces decimos nosotros: “voy a hacer esto porque eso me parece mejor sí y ya”, y no le preguntó al Señor. Cuando alguien le consulta al Señor sobre lo que va hacer, está reconociendo el gobierno de Dios en su vida.
Hay diferentes olores, tanto en lo físico como en lo espiritual, que nosotros podemos percibir, tenemos el ejemplo de Isaac cuando su padre percibió su olor:
Y él se acercó y lo besó; y al notar el olor de sus vestidos, lo bendijo, diciendo: He aquí, el olor de mi hijo es como el aroma de un campo que el Señor ha bendecido. Génesis 27:27 LBLA
Isaac en la Biblia en Génesis 27 cuando le estaba dando la bendición a Jacob, como el no podía ver, percibió por el olor. Y con base en ese aroma fue que soltó una enorme bendición, la bendición de la primogenitura. La primogenitura no era para Jacob era para Esaú, pero como Jacob era más osado, y aunque ya se la habían profetizado, cuando Jacob llega le pone la mano y dice “Oh estos brazos belludos son los brazos de mi hijo Esaú”, y no era Esaú era Jacob, solo que Jacob se había puesto pelo de cabra y como él no miró, dijo: “Ah los vestidos de mi hijo, el olor de los vestidos de mi hijo como el olor del campo”. ¿Y que hay en el campo? Flores. Imaginemos el olor a flores, a jazmín, por ejemplo, un olor delicioso, grato para los sentidos. En apocalipsis nos narra la oración es como el olor al incienso:
“Y de la mano del ángel subió a la presencia de Dios el humo del incienso con las oraciones de los santos.” Apocalipsis 8:4 (RV60)
Pero no se refiere a un incienso como el que se quema en algunas festividades, no; ese es un olor nauseabundo. Sino que en la biblia está descrita la receta de como se preparaba el incieso:
Entonces el SEÑOR dijo a Moisés: Toma especias, estacte, uña aromática y gálbano, especias con incienso puro; que haya de cada una igual {peso.} Con ello harás incienso, un perfume, obra de perfumador, sazonado, puro {y} santo. Éxodo 30:34 (RV60)
Cuando se percibe un olor a flores es porque se acerca una bendición de Dios, el ejemplo es, la bendición que recibió Jacob. Isaac dijo los el olor de los vestidos de mi hijo dijo como el olor del campo y terminando de decir eso y empieza a darle la bendición; le desata una bendición doble. La bendición del primogénito era doble.
“Así que, ¡gracias a Dios!, quien nos ha hecho sus cautivos y siempre nos lleva en triunfo en el desfile victorioso de Cristo. Ahora nos usa para difundir el conocimiento de Cristo por todas partes como un fragante perfume.” 2 Corintios 2:14 (NTV)
“Nuestras vidas son la fragancia de Cristo que sube hasta Dios, pero esta fragancia se percibe de una manera diferente por los que se salvan y los que se pierden.” 2 Corintios 2:15 (NTV)
Esta fragancia se percibe de una manera diferente por los que se salvan y por los que se pierden versículo 16:
“Para estos somos olor de muerte que los lleva a la muerte; para aquellos, olor de vida que los lleva a la vida. ¿Y quién es competente para semejante tarea?”. 2 Corintios 2:16 (NTV)
La puerta del muladar está jugando un papel sumamente importante y necesitamos que sea restaurada en todos nosotros para que nosotros seamos el ese perfume agradable que es Cristo que donde usted vaya, la gente diga no ese señor o esa señora debe ser cristiano aunque no lo conozcan. Porque dicen, “es muy amable viera”. “Tan chulo, tan educado que me habló”.
Nosotros podemos ver a través de la escritura que somos representativos de un olor: Podemos ser olor fragante o como los que huelen mal, espiritualmente hablando. El que huele mal necesita que le restauren la puerta del muladar para que saquen toda la basura de su corazón y sean libres. Para que dejen de ser acumuladores.
Efesios 5:1 (RV60)
Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados.
Este versículo dice “como hijos amados”…
Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante. Efesios 5:2 (RV60)
“Pero fornicación y toda inmundicia, o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a santos;” Efesios 5:3 (RV60)
Aquí podemos nosotros ver que si hay o no hay basura en nuestro corazón, si hay o no hay mal olor en nuestro en nuestra vida o en nuestra alma, lo podemos discernir cuando nosotros aprendemos a amar. El amor es un olor fragante; Dios ya nos amó a nosotros primero, por eso es que nosotros podemos amar. Cuando él viene derrama su amor sobre nuestras vidas y nos da la capacidad de poder amar a los demás. La pregunta es: ¿Amamos o no amamos? En ocasiones solo amamos a los que nos hacen bien y a los demás no; no podemos amar solo a los que nos caen bien y a los demás no. Cuando el Señor dijo:
“Habéis oído que se dijo: “AMARAS A TU PROJIMO y odiarás a tu enemigo.” Mateo 5:43 (RV60)
“Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen,”. Mateo 5:44 (RV60)
Dice el Señor, ¿Qué mérito tiene que amemos solo los que nos hacen un bien si eso dijo el Señor, también los fariseos lo hacen que se aman entre ellos mismos cuando se hacen bienes? En otras palabras, ¿qué mérito tiene que nos amemos solo entre nosotros aquí en la iglesia y no amemos a los inconversos?
Pero el Señor ha derramado su amor sobre nuestras vidas y cuando él derrama ese amor sobre nuestras vidas nos da la capacidad de amar a todos; de amar aun a aquellos que nos hacen daño.
“«Lo que hablan es repugnante como el olor que sale de una tumba abierta. Su lengua está llena de mentiras». «Veneno de serpientes gotea de sus labios».” Romanos 3:13 (NTV)
Entonces ¿Quiénes son los que huelen a muerte? ¿Cómo huele el pecado? Como el olor que sale de una tumba, así es el olor del mentiroso.
¿Se imagina usted abrir una tumba con un cuerpo que desde hace algunos meses esté ahí?
Lázaro también llevaba en la tumba cuatro días y Marta le dice al Señor, “Señor, ¿cómo lo vas a ir a abrir si ya hede?
Cuando nosotros somos mentirosos, ese es el olor del pecado: Basura que hay dentro de nosotros; todo el estiércol que hay dentro espiritual en nosotros hermano nos hace que seamos unos mentirosos y maquinemos solo cosas malas.
“Sepulcro abierto es su garganta; Con su lengua engañan. Veneno de áspides hay debajo de sus labios;”. Romanos 3:13 (RV60)
“Su boca está llena de maldición y de amargura.” Romanos 3:14 (RV60)
El olor de un cristiano se manifiesta en cómo habla; sólo debemos escuchar como se expresa, si sus palabras son todo el tiempo en modo negativo, si habla todo el tiempo en queja y negativo es porque hay basura en su corazón, su alma está contaminada. Necesita que le restauren la puerta del muladar.
“Y entrando los sacerdotes dentro de la casa de Jehová para limpiarla, sacaron toda la inmundicia que hallaron en el templo de Jehová, al atrio de la casa de Jehová; y de allí los levitas la llevaron fuera al torrente de Cedrón.” 2Cr 29:16 (RV60)
En la casa literal del Señor también hubo una limpieza. Los sacerdotes entraron a la casa de Jehová para limpiarla; sacaron toda la inmundicia que hallaron en el templo de Jehová, en el atrio de la casa de Jehová y de allí los levitas la llevaron fuera al torrente de cedrón.
Cuando sacaban la basura de la Ciudad de Jerusalén pasaban por la puerta del muladar y selo llevaban, lo llevaban al valle de cedrón, ahí lo quemaban, después unían las cenizas y se llevaban todos los escombros y lo echaban en el río de cedrón. La palabra cedrón significa “oscuro y sombreado”. Quiere decir que, por significado, “echaban todo a la oscuridad y a las tinieblas”.
Tenemos que limpiarnos como templo del Señor, no podemos llenarnos de oscuridad y de tinieblas. La Biblia dice que el ojo malo, todo su cuerpo está en oscuridad y que si nuestro ojo es bueno, todo su cuerpo está lleno de luz. En otras palabras, lo que nos contamina puede entrar a través de los ojos. Es terrible cuando un cristiano solo mira lo malo y no tiene la capacidad de ver lo bueno.
“tendrás también entre tus armas una estaca; y cuando estuvieres allí fuera, cavarás con ella, y luego al volverte cubrirás tu excremento;” Deuteronomio 23:13
“porque Jehová tu Dios anda en medio de tu campamento, para librarte y para entregar a tus enemigos delante de ti; por tanto, tu campamento ha de ser santo, para que él no vea en ti cosa inmunda, y se vuelva de en pos de ti.” Deut 23:14
La estaca servía para cubrir la inmundicia, pues se tenía que abrir un hoyo y tapar la inmundicia. El campamento debía permanecer limpio delante del Señor. El campamento debía permanecer santo. Entonces podríamos decir que si no vemos la manifestación del Señor en nuestras vidas, podría ser a causa de la inmundicia que no es tapada i limpiada en nuestro campamento espiritual.
La palabra del Señor también nos deja ver:
Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, 22 los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez. 23 Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre. Marcos 7:21-23 (RV60)
Pero tenemos promesa del Señor:
“Él levanta al pobre del polvo y al necesitado del basurero. Los pone entre los príncipes y los coloca en los asientos de honor. Pues toda la tierra pertenece al SEÑOR, y él puso en orden el mundo.” 1 Samuel 2:8 (NTV)